... y de sus eternos legados
"La historia es el testigo de los tiempos, la antorcha de la verdad, la vida de la memoria, el maestro de la vida, el mensajero de la antigüedad" (Cicerón 106-43 a C.)
Hace poco tiempo (*), en el examen de ingreso a la Universidad de La Plata, el 100% de los alumnos fue reprobado en historia, hecho ya de por sí peligroso, pero una pregunta motivó un gran revuelo periodístico, y motiva esta entrega:
Uno de los alumnos contestó que la madre del Gral. San Martín se llamaba "Eulogia Lautaro", en evidente confusión entre Doña Gregoria Matorras y la sociedad secreta derivada de la Gran Reunión Americana de Londres o Logia de los Caballeros Racionales, fundada por Francisco de Miranda alrededor del año 1798 e integrada entre otros por José de San Martín, Juan Martín de Pueyrredón, Gervasio Posadas y Carlos de Alvear, y que recibiera el nombre en honor del Jefe Araucano.
¿Qué llevó a este adolescente a confundir a Gregoria Matorras con la Logia Lautaro?, ¿acaso el desinterés por nuestra historia?, ¿acaso una muestra de lo mal que mostramos nuestro pasado?, ¿o -tal vez- una mezcla de todas ellas?
Existen, indudablemente, innumerables muestras de deformaciones malintencionadas de nuestra historia, deformaciones que el manto del tiempo tendría que ir borrando paulatinamente si queremos encontrar nuestra identidad.
• Las escarapelas no eran celestes y blancas sino rojas y blancas.
• La bandera no se creó mirando el cielo, sino en la banda real de Fernando VII; y no fue izada a pedido de Buenos Aires. Manuel Belgrano recibió varias advertencias de no utilizar la bandera confeccionada y bordada por Doña Vidal, y provocó el comienzo del fin de uno de los verdaderos patriotas de nuestra historia.
• Moreno no murió de muerte natural. Cuando el gobierno de Buenos Aires nombra a otro emisario en su nombre no podría haberse enterado de la muerte de Don Mariano, salvo que la misma hubiese estado solicitada de antemano.
• La marcha de San Lorenzo no es argentina, fue escrita en el siglo XVIII en Escocia.
• San Martín no cruzó los Andes ni erguido ni nada que se le pareciera. Sus múltiples enfermedades lo postraron en una camilla, lo que hace mas loable su hazaña.
Sólo la verdad nos hará libres
Jorge Eduardo Freijo * (16/03/2010)
¿Hace poco tiempo y es del 2010?
ResponderBorrarSe que el artículo es viejo, pero lo encontré hace poco y le quise dar más difusión, ya que mucha gente parece estar desinformada respecto al estado de la historia argentina.
BorrarEn el nombre del autor coloqué la fuente. La vuelvo a poner aquí por si acaso:
http://www.freijoasoc.com.ar/publicaciones/95-la-triste-historia-de-la-eulogia-lautaro.pdf