A lo que hemos llegado... sinceramiento a full

Esta tarde, revisando mi correo encuentro un mensaje enviado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios cuyo título me llamó mucho la atención: "La CAC y Sedronar te invitan a la Segunda Mesa de Trabajo sobre prevención de adicciones en el ámbito laboral"

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Ya tienen que empezar a reconocer con toda su sinceridad que las últimas encuestas por adicciones reflejan que aquellos que se inician en el consumo de estupefacientes no lo hacen por una noche de farra, por relacionarse con malos ambientes o ser sociopatas, sino que están obligados por sus ámbitos laborales donde no hay gremio ni sindicato en el que no se haya delatado la presencia de dealers que buscan iniciar a los empleados aprovechándose de la creciente exigencia de las rutinas, si no es que se llega al extremo de empresas que directamente obligan a sus empleados a consumir para explotarlos y que incluso les pagan con sustancia.

Obviamente esto último no se abarcará en la reunión, pero es lógico pensar el beneficio de un ciclo de retroalimentación perpetuo que implica consumir una dosis para trabajar y trabajar para poder consumir. Estaríamos ingresando ante una nueva matrix de esclavitud permanente.

Es como cuando Julio César conquistó los ríos Éufrates y Tigris adueñándose de todo el comercio de sal, lo que le llevaría a optar por pagarle a sus legionarios con una bolsa de sal conocida como salarium. Esto daría origen a la palabra salario. En este sentido no dudo que en un futuro no muy lejano se empezará a hablar de mercario o anfetamentario.

Ojalá que para ese entonces yo me encuentre bien muerto y así no verlo (ni padecerlo).